Estampas de aldea ( Pablo de A, Cobos )
La aldea. ( La Cuesta, Segovia, España )
Iglesia de San Cristobal, La Cuesta
Pablo de Andrés Cobos según recreación de Detand.
Semblanza de Don Pablo
I .- LAS VACAS
Inicio del relato, La Garbosa
Imagen del capítulo, La Garbosa
Inicio del relato, El primer domingo de Mayo
Imagen de capítulo, El primer domingo de Mayo
Inicio del relato, El ama del ganado
Imagen del capítulo, El ama del ganado
Inicio del relato, La hora del miedo
Imagen del relato, La hora del miedo
Inicio del relato, Los cinco terneros
Imagen del relato, Los cinco terneros
II .- LOS CHICOS
Inicio del relalo, El tío Catite
Imagen del relato, El tío Catite
Inicio del relato, Novillos
Imagen del relato, Novillos
Inicio del relato, Las vacas del tío Román
Imagen del relato, Las vacas del tío Román
Inicio del relato, El maestro que nos hizo llorar
Imagen del relato, El maestro que nos hizo llorar
Inicio del relato, Martín y Pablo
Imagen del relato, Martín y Pablo
Inicio del relato, Señoritos del pan pringado
Imagen de relato, Señoritos del pan pringado
Inicio del relato, La boina de Jorge
Imagen del relato, La boina de Jorge
Inicio del relato, La traición del hermano
Imagen del relato, La traición del hermano
Inicio del relato, El día que me quise ahorcar
Imagen del relato, El día que me quise ahorcar
Inicio del relato, Florencio, o la ingenuidad
Imagen del relato, Florencio, o la ingenuidad
Inicio del relato, A nidos
Imagen del relato, A nidos
Inicio del relato, En el tejado de la Iglesia
Imagen del relato, En el tejado de la Iglesia
Inicio del relato, Yo ladrón
Imagen del relato, Yo, ladrón
III.- LAS FIESTAS
Inicio del relato, La matanza
Imagen del relato, La matanza
Inicio del relato, El dìa de la función
Imagen del relato, El día de la función
Inicio del relato, Los toros de Turégano
Imagen del relato, Lis toros de Turégano
Inicio de relato, La boda
Imagen del relato, La boda
Inicio del relato, La mojada de lis Santos
Imagen del relato, La mojada de los Santos
Inicio del relato, Al amor de la lumbre
Imagen del relato, Al amor de la lumbre
Inicio del relato, Nochebuena
Imagen del relato, Nochebuena
IV .- LOS PASTORES
Inicio del relato, Hacia Extremadura
Imagen del relato, Hacia Extremadura
Inicio del relato, En la soledad del campo
Imagen del relato, En la soledad del campo
Inicio del relato, Farruco
Imagen del relato, Farruco
LAS TAREAS
V
LA DE LOS DEDOS ROSADOS
Deliciosas madrugadas del mes de mayo. Cuesta trabajillo quebrar el sueño y sacar las piernas al frío de la alcoba. Pero luego, ¡ qué alegremente entran en el ánimo los clarores grises del alba ! Todo el campo abierto es una sonrisa, la sonrisa del amanecer, y el contagioso desperezo de las calles de la aldea se articula en seguida en faena y en canción. Plata y ceniza los llanos y las lomas, luz sin colores, luz sobre el rocío. El día es de plata antes de la aurora. Con pereza, lentamente, abre la Naturaleza sus entrañas, sensible a la caricia. Se disuelve en vaho el rocío de las hondonadas y son columnillas de humo las respiraciones de las vacas. se abren las cijas y los establos, desfilan los hatos por las callejuelas y marchan hacia la dehesa las mansas vacas de labor, con el mugir y el balar, los ladridos de los perros, el repiqueteo de los cencerros y las esquilas, los gritos de los pastores y vaqueros y los de las mujeres en los corrales. ( ... )
LOS PRADOS
Desde primeros de mayo, desde que se suelta la dehesa, no entran las vacas en los prados. en todo caso alguna que está criando, vieja, que necesita cuido especial. Y son vacas con juicio. tan sumamente cuidadosas que empliezan a pacer en la misma entrada, quedándose caballeras en el portillo hasta que haces hueco para las cuatro patas. Como si comprendieran la barbaridad de asentar las pezuñas sobre el trébol tierno. Mientras no avanzan en el pacer no avanzan en el andar, tan peladita la pradera como si la segaran, y sin permitirse el retozo. Y es verdad que ha de ser un bárbaro quien se atreva a hollar con su planta aquella hermosura de vellón juvenil y florecido que son los prados por el día del Señor. Cuando en mayo o en junio se han de cruzar se pasa pegadito a las paredes, por entre los álamos, o se siguen las propias pestañas de las regaderas. Y el bárbaro irreverente que atraviesa sin reparo deja allí, doliente y feo, tallos tronchados y flores muertas, el rastro vergonzante de su desvergüenza ( ... )
LOS SURCOS
Cuando el arquitecto acierta a cortar el espacio; cuando llega a la más perfecta armonía y proporción; cuando logra que las piedras vibren en los arcos y bóvedas; cuando consigue que los muros y los huecos, las fachadas, los patios y las habitaciones cobren expresión y fisonomía, adquieran lenguaje; cuando limpia y decora y quita los andamios para que las gentes miren y admiren y gocen la belleza que ha sabido crear... Cuando el escultor saca del mármol la maravilla de las formas ideales y vivifica la estyatua metiendo en ella un trozo o manera de su propia alma... cuando el pinto, borracho todavía, loco, enajenado, ofrece su cuadro por primera vez a la universal contemplación... Cuando el músico recoge en la orquesta todas las emociones y placeres de un amanecer de primavera. (...)
LAS HOCES
Al mismo amanecer, en la esquina de la tierra, comenzando la jornada. El almuerzo a la salida del sol. Sobre el rastrojo se tira la tienda. Cada uno se acomoda como puede en torno al cazuelo. Las mujeres se sientan sobre las piernas, los hombre se tumban sobre el codo, los chicos en cuclillas. Un cazuelo grande llenito de sopas empimentonadas; sobre las sopas los torreznos. No son todos los torreznos iguales; chiquitillos son los nuestros, los de los chicos; pero suficientes para pringar un buen cantero de pan. Un golpecito al barril y a la ducha otra vez.
Los chicos tenemos la tareas más ingratas: ir por agua a la fuente, cuidar de que se conserve fresca, llevar la cantarilla y el barril a la cabecera de las duchas, estacar las caballerías en la pradera más próxima, llevarlos y traer, engavillar y , en los otros ratos, ducha de un surco solo con ridícula hoz de dientes. Porque no quieren darse cuenta los mayores de que a los chicos, de veras, no nos gustan mas que las tareas difíciles. (...)
XXX
Perdón por los fallos cometidos, que son sin duda muchos.
Madrid 6 mayo 2016
S.deA.T. . ( Detand )